No siempre lo Bello reluce

  La hermosura es tan subjetiva y abstracta que es muy difícil de concretar. No se puede tocar, solo se siente y se ve.   Produce placer dar belleza y también recibirla, pero no siempre lo bello reluce.

Dicen que la actriz que protagonizó la película ‘Titanic’  se acercó a una antigua compañera  de clase que reconoció en una tienda. Le dio las gracias por haberla hecho sufrir entonces al burlarse de su  figura de aquella época. ‘Gracias a aquella prueba’- le dijo-, ‘ahora soy una mujer más fuerte’.

Cuando tengo que mejorar un rostro, no suelo ceñirme únicamente a los criterios que marquen los estándares del momento.  Antes me fijo en aquellos  factores en los que puede influir  el llegar a un buen resultado:

  Estado emocional. Una paciente que viene triste e insegura, necesitará cambios pequeños, lentos y discretos para que vaya afianzándose psicológicamente. Una actitud positiva hace que con poco te veas bien. Por ello están de moda los ‘selfies’,  pocos hay llorando o enojados, la mayoría irradian alegría y sonrisas.

 Entorno cultural. De dónde vienes. Según la zona  donde naces o resides, estás acostumbrado a unos rasgos diferentes. Tengo varios pacientes que viven en Venezuela  o en Miami, y escapan de las técnicas un tanto exageradas que allí se aplican. Sobre todo el tema de los labios, con los que hay que tener mucho cuidado. Yo soy observadora, y me fijo, en los Congresos Internacionales, como los resultados buscados por mis colegas varían significativamente en función de su procedencia.

 Ámbito profesional. Comparemos casos: una actriz necesita un especial cuidado con el Toxina Botulínica. Una política precisa tratamientos discretos con resultados muy naturales, que dulcifiquen los rasgos más agresivos (entrecejo suavizado). O una diseñadora, con rasgos psicológicos más creativos puede permitir más libertad (pe. Ácido Hialurónico para perfilar labios)).  Hay que pautar el tratamiento de una manera distinta en cada caso.

 Personalidad y sexo. Un hombre requiere unos patrones de belleza más duros que una mujer. Aquí es importante huir de la feminización. Si no, quedaría muy artificial. Es más común al revés, dulcificar un rostro femenino con rasgos agresivos en féminas, consiguiendo unos rasgos más naturales.

 Edad y las circunstancias. Por sentido común, una chica que se va a casar, necesita hacer buena cara. Recibirá unas indicaciones determinadas (revitalización de la piel, con estimulación cutánea). Totalmente alejadas de las que recibirían su madre o su suegra (tratamiento anti flacidez con hilos tensores). Aquí recuerdo el caso de una madrina de una boda en la que se casaba su hijo. Me negué a realizar un aumento de pómulos y labios a pesar de que ella no lo entendiera. Por su edad ya llevaba los retoques adecuados. Le dije: “¿Quieres acompañar a tu hijo con elegancia o, con todos los respetos, hecha un payaso?” Sólo así entendió que no siempre lo bello reluce. Es un caso extremo pero así es como tenemos que orientar.

 

Como veis, la belleza es relativa y relacionada con la estética, y ésta con la ética. Siendo esta última de vital importancia  para transmitir la belleza espiritual, (que es la que nos hace fuertes y seguros). Hacerla posible   dependerá de que los profesionales podamos conseguir una armonía equilibrada y sin estridencias. No  siempre lo bello reluce y tanto el paciente como el médico se deberían sentir, uno agradecido  y el  otro, satisfecho.

Con todo esto os invitamos a que solicitéis un cita informativa con la Doctora, sin coste alguno. ¡Te estamos esperando!

Leave a reply