Ropopopom Ropopopom
Dicen que hace poco unos científicos han localizado el área del cerebro donde reside el espíritu Navideño. Concretamente comprobaron que las zonas asociadas a la espiritualidad, la satisfacción, los sentidos o el reconocimiento facial se activan en situaciones afectuosas como la Navidad. Soy también consciente de que cada vez hay más personas que tienen déficit de este espíritu. A muchas de ellas les gustaría echarse una larga siesta a partir del mediodía del 24 de diciembre y despertarse la mañana del 7 de enero.
Para mí, sinceramente, no son las mejores Navidades. Estas fiestas, de sabor a villancico y panderetas, serán las primeras que paso sin mi padre, la persona más preciada para mí en esta tierra. Hoy recuerdo con nostalgia el canto del “Tamborilero” que tanto le gustaba tararear con alegría y emoción por estas fechas. Recuerdo también las horas que se pasaba personalizando con dedicatorias los “Crismas” de Navidad ( hoy casi inexistentes) que hacía llegar por correo postal a todos sus amigos y seres queridos, y cuando iba moviendo las figuras de los Reyes Magos del belén hacia el Portal. Se veía a él mismo como un colaborador directo de Sus Majestades y esperaba con impaciencia la noche en que nos traerían tantos regalos. Me acuerdo que siempre velaba para que todas tuviéramos lo mejor y si veía que faltaba algo para completar los lotes, se sumergía en la fría noche de Valladolid para ir a buscarlos.
Gracias por saber transmitirnos ese espíritu Navideño, lleno de espiritualidad y energía positiva. Quisiera seguir llevándolo a los míos aunque tú no estés.
Animo desde aquí, a todos los que teméis estas fechas, por pérdidas de seres queridos, a “activar”ese área del cerebro que evoca recuerdos emotivos vividos.
He empezado a adornar la casa con muchas luces que mantienen tu presencia en mí. Compraré también, como hacía, turrón sin azúcar para que cuidaras tu nivel de glucosa. Esto me ayudará a recordar que me tengo que seguir cuidando, como tú lo hacías. Pasaré el día de Navidad con mamá para hacerle compañía y daré alguna ayuda a los que andan necesitados, tal y como me enseñaste tú con tu ejemplo.
Me pondré bien guapa, me prepararé bien la piel y me arreglaré para estar elegante como a ti te gustaba vernos. Y en Nochebuena me acercaré al mismo pesebre para adorar al Niño y ofrecer la mejor de mis sonrisas, como el pequeño tamborilero. . y esperaré a que tú me sonrías desde arriba “Ropopopom, ropopopom”…
Feliz Navidad a todos
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