Un año más aprendiendo a sentirme bien
Llega a consulta, hace unos días, una actriz conocida. Una bella mujer, pero bastante desmejorada. Me explica que desde muy joven, ya estaba descontenta con su físico y, tras pasar más de media docena de veces por quirófano (nariz, párpados, lifting,..etc), casi nunca se había sentido bien con sus innumerables tratamientos realizados ni con sus resultados respectivos.
Su rostro, realmente sólo irradiaba tristeza y amargura y, mirándome, me preguntó; “Y ahora ¿Qué puedo hacer?”.
Verdaderamente, tuve que responderle que lo primero que teníamos que cambiar era su forma de pensamiento derrotista y cargado de negatividad para con ella misma, realizar tratamientos menos agresivos y naturales (peelings, vitaminas, ácido hialurónico,..) para mejorar y, lo más importante, aprender a sentirse bien. Sólo así conseguiría reforzar su auto confianza y autoestima.
Esta semana cumplo un año más. Hace bastante tiempo decidí no recibir, ni pedir ningún tipo de obsequio material como regalo, salvo alguna muestra que exprese sentimientos y afecto – por ejemplo, una carta (si es con una rosa mejor)-. Creedme que requiere más esfuerzo pensar, comunicar, empatizar y transmitir tus pensamientos que ir a una tienda elegir y pagar. Para mí no tiene precio la sensación e ilusión que da abrir un simple papel y llorar como una tonta de la emoción al descubrir los sentimientos que me expresa.
Pienso que esto puede ser un enfoque válido para intentar vivir más feliz, y valorar lo que tenemos. Sí, es difícil hacer el ejercicio de aprender a querernos y relativizar todo o casi todo. Y, si no es así, pocas veces nos sentiremos bien, y al mirarnos siempre habrá ese espíritu insatisfecho. Me propongo en este mes que cumplo años, preguntarme más a menudo si hay algo que no me deja sentirme bien, pensar como lo puedo solucionar, marcarme un objetivo alcanzable, realista y conformarme con lo que tengo, que ya es mucho.
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