Tiempo de Calor, momento de precacución
Primer fin de semana de Julio, más de 30 grado. Mi madre, viuda octogenaria, me pide que la acompañe a su primer día de playa de la temporada. La verdad es que yo no tenía muchas ganas de salir pero sé que el sol y el mar siempre animan a alguien de cuna mediterránea como ella. Y allá que vamos, con mi hija, dispuestas a pasar una mañana de relax de lo más playera. Todo requiere una preparación y, antes de salir, usamos la tarjeta de persona con discapacidad para poder aparcar cerca de la playa; mi madre necesita bastón para moverse. Llegamos pronto y nos podemos sentar en zona de sol-sombra. Nos protegemos la piel con media hora de extensión de filtros solares por cuerpo y cara. Vamos bebiendo regularmente para hidratarnos y protegidas cada una con nuestros respectivos sombreros. Bueno,¡A disfrutar de todo el montaje!. Pido también una mesita baja para que mi madre pueda levantar más las piernas. El sol va apretando y la temperatura subiendo. Tras media hora de intenso calor, veo a mi derecha a un hombre mayor en estado semiinconsciente y a su mujer al lado con trazas de estar sufriendo un shock emocional. Me acerco de un salto, pido ayuda y unos jóvenes le llevan al chiringuito de al lado para reanimarlo. Se trataba de un señor de 74 años, cardiópata, medicado, que llevaba varias horas al sol sin protección alguna, en ayunas (no había desayunado), sin protegerse del sol y sudando de forma copiosa. Cuando acude la ambulancia ya está mejor pero sube a ella para completar la exploración, La esposa llora y le aconsejo tomar un tranquilizante y que respirase tranquila; su marido ya tenía bien el pulso. También estaba bien hidratado, y le habíamos dado azúcar. Finalmente la mujer recuperó el ánimo (y el marido, el buen humor; “Habíamos venido a un entierro, ¡pero no al mío..!”) y nos invitaron a comer, agradecidos como estaban por la atención recibida. No pudimos quedarnos porque se nos hacía tarde, pero le encargué al dueño del chiringuito que por favor les vigilara mientras comían.
De vuelta a casa, y pensando en lo sucedido recuerdo que cada temporada preparo a mis pacientes con una puesta a punto para sentirse bien durante las vacaciones o escapadas al uso. Es importante gustarse y sentirse guapa mientras disfrutas con los tuyos del buen tiempo, pero todo esto no sirve de nada si no se tienen en cuenta los cuidados preventivos por los posibles golpes de calor:
– No se puede salir a la calle en ayunas, y menos en verano.
– Hay que cubrirse la cabeza con gorros, viseras, sombreros, o bien mojar el cuero cabelludo regularmente.
– Debe aplicarse protección solar desde los dedos de los pies hasta la cara, Cuanto más alta mejor.
– Llevar líquido para beber o espráis de agua para ir mojando la piel.
– Si ves que te mareas, ir directos a una sombra, tumbarse y beber agua.
Nuestro objetivo como médicos estéticos no puede ser únicamente que os “sintáis bien”, sino que, sobre todo, “estéis bien de salud”. Por ello os animo a que disfrutéis de estos días, pero no olvidéis que, antes, el cuerpo tiene que estar sano, y tomaros un momento para pensar en la prevención es la mejor de las medicinas.
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