Prepararnos para la Navidad
…Y por fin diciembre. Lo bueno se hace esperar. Son días de optimismo, de ilusión y de preparativos, no sólo los creyentes, sino todos en general. ¡Qué bonitas están las calles iluminadas! ¡Y los mercadillos!
Alegra saber que, a pesar de las dificultades que tienen muchas personas, hay cosas muy positivas abriéndose paso. Por ejemplo el record de solidaridad por la cantidad enorme de donaciones recibidas en el Banco de Alimentos. Por ejemplo, que este sábado pasado, uno de mis hijos ha podido ir con unos amigos a compartir su tiempo y su alegría con un grupo de ancianos de una residencia que necesitan que les quieran.
Los pequeños preparan sus villancicos para las representaciones del colegio más especiales del año. Sabemos que echaremos en falta a los seres queridos que ya no están, y sabemos que hay que seguir disfrutando de las fiestas porque están con nosotros y nos vigilan desde arriba.
Lo único que me desagrada es el fanático consumo, el estrés de las prisas y del agobiante tráfico. Como todo en la vida, los excesos no son buenos.
Es el tiempo de preparación del corazón, y de cuidar con pequeños detalles a los que tenemos a nuestro alrededor, ofreciendo la mejor de nuestras caras.
Acabo de poner el pesebre y decorado el árbol. Este año lo he hecho de color blanco radiante como radiantes queremos estar en estas fiestas. Por eso yo empiezo ya mi puesta a punto. ¿Y tú? ¿Te animas?.
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