Mujeres reales, mujeres divinas
Sale el sol, salgo a caminar y cada 20 metros me encuentro con anuncios de la misma chica divina, en diferentes trajes de baño y bikinis de diferentes colores y luciendo un cuerpo tan ideal que me hace suponer que sólo el mejor Photoshop puede ser el responsable de tanta perfección.
Por curiosidad y a través de las redes sociales apareció en mi pantalla de ordenador la foto original de la chica de los anuncios antes de los retoques digitales. Me alegré al ver que sin el traje de Photoshop, se trataba de una mujer, hermosa pero real; como tú y como yo. Como mis pacientes y como el resto de los humanos. En aquella imagen la cinta dorada del bikini se le hundía en la piel (epidermis, dermis, hipodermis, seguido de una hermosa franja de tejido graso) y quedaba marcada en su figura de mujer, mucho menos bronceada que en su equivalente imagen ideal. Flaco favor nos hacen, con estas trampas. Existe una poderosa influencia de estos cánones de belleza como propuestas deseables. Es normal que muchos de los que viven y crecen bajo esta influencia acaben con sentimientos de frustración e inseguridad por no dar la imagen ideal.
Por eso he optado por incluir, en un escenario imaginario, una parada de autobús de linea con la imagen del anuncio (retocada) en uno de sus paneles, junto a otro conteniendo la imagen hallada en la red. Este escenario permitiría a los viandantes darse cuenta del baño de irrealidad al que nos someten con demasiada frecuencia.
Esta presión ambiental constante hace que cada primavera sea más complicada que la anterior. La mente de muchas posibles pacientes viene cada vez con mayores expectativas, con mucha revista leída con los títulos de siempre (cuerpazo, tipazo, cuerpo perfecto) y con un reiterado uso de verbos como eliminar, quitar, cortar. Yo prefiero sustituirlos por verbos que transmiten objetivos más verdaderos y alcanzables: mejorar, prevenir rejuvenecer, remodelar, atenuar…
Hemos avanzado, qué duda cabe, en la mejora de resultados relacionados con el tratamiento de la piel, en concreto en la flacidez y celulitis. Gracias a los inductores de colágeno (que ayudan a la redensificación del tejido conjuntivo), a las inyecciones de carbono (Carboxiterapia), a las ondas electromagnéticas, ondas de choque, etc.. complementados con tratamientos reductores del tejido subcutáneo adiposo (intralipoterapia) y con fármacos inyectados en el mismo tejido a tratar, es posible ayudarnos más en este aspecto un poco más y conseguir resultados muy aceptables sin pasar por quirófano.
Con una breve exploración, y diagnóstico es posible indicar un tratamiento personalizado para cada paciente. Esto último combinado con unas pautas higiénico-dietéticas a seguir, nos permitirá conseguir el objetivo establecido. Es decir, seguir siendo mujeres reales; con sus formas, con su belleza, personalidad y alegría a pesar de las imperfecciones asociadas a los cambios fisiológicos que nos iremos encontrando con los años. La aceptación de esta realidad es lo que hace que las mujeres reales sean realmente divinas. Muchas de ellas han pasado últimamente por mi consulta y podéis ver sus fotos en mi Blog. Os aseguro que éstas no llevan Photoshop.
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